Desde su fundación, aficionados de diferentes clubs han mostrado su desprecio por el proyecto Red Bull
No despierta grandes simpatías en Alemania el RB Leipzig, un club surgido en 2009 tras comprar el magnate Dietrich Mateschitz, máximo accionista de Red Bull, el club de quinta división Spiel-und Sportverein Markranstädt, una entidad amateur de un pueblo a 13 kilómetros de Leipzig, por 350.000 euros.
No era el primer intento de Mateschitz de comprar un club ya que desde 2006 lo había intentado con el FC Sachsen Leipzig, el St. Pauli, el 1860 Múnich o el Fortuna Düsseldorf. Sin embargo, cada vez que realizaba una oferta se encontraba con la violenta oposición de los aficionados locales, que terminaban impidiendo la venta.
No fueron esos los únicos incidentes. En sus primeros días el club tuvo que cancelar varios amistosos por la violenta reacción de los aficionados del Lokomotive Leipzig y del Sachsen Leipzig, los otros dos clubs de la ciudad.
Ese odio no se quedó en un ámbito meramente local y se fue extendiendo por todo el país conforme el club se iba haciendo más grande y lograba sortear requisitos legales como la ley 50+1 que obliga a que la propiedad del club, en un 51%, esté en manos de los socios, escollo que salvó incluyendo como socios con derecho a voto a personas que están vinculadas con Red Bull.
Los aficionados del Heidenheim, de la segunda división, empapelaron el autobús del equipo con billetes falsos, mientras que los del Unión Berlín fueron al estadio vestidos de negro, exhibiendo una pancarta con el mensaje ‘En Leipzig ha muerto la cultura del fútbol’. En 2017 los seguidores del Dynamo de Dresden arrojaron al terreno de juego una cabeza de toro durante un partido de la Pokal y un año más tarde, en un encuentro ante el Borussia Dortmund, se registraron incidentes violentos entre aficionados de ambos equipos, mientras en el interior del Signal Iduna Park lucían dos pancartas en las que podía leerse frases como ‘Sacrifiquen al toro’ y ‘Red Bull, enemigo del fútbol’.
Incluso un periódico como el ‘Berliner Kurier’ se negó en una ocasión a escribir el nombre del club en una clasificación, refiriéndose al Leipzig como el ‘Dosenverkauf’, los vende latas.
Seguro que a la Real no le faltará apoyo en buena parte de Alemania.